La inocencia del alma no se pierde nunca.

lunes, 5 de diciembre de 2011

 


Gente de todas las partes y de todos los tiempos han escuchado y seguirán escuchando con una diáfana ingenuidad, los relatos, las tradiciones, las leyendas y las antiguas crónicas; unas que apenas soslayaron ojos ávidos y torpes en antiguos códices ideográficos, esotéricos y misteriosos, otras que aún yacen olvidados en polvosos y húmedos archivos, entre pergaminos carcomidos, en escritura de tinta desleída y caracteres dibujados por acuciosos monjes y "lenguas" que llegaron al conocimiento de los dos idiomas que en su tiempo prevalecieron en lo que hoy es América.

Y aún nos queda la herencia que hoy tratamos de registrar y rescatar, que es el relato de los viejos, las tradiciones y mitos orales que se han venido repitiendo de generación en generación en un legado cultural que de ningún modo debemos esquivar y desaprovechar:

Y así, tradiciones, leyendas y mitos, una mitología asombrosa de hechos increíbles en los que se mezclaban hombres y dioses, estrellas y animales, elementos y movimientos telúricos, con el devenir de los antiguos pobladores del Anáhuac, se han ido eslabonando estas hermosas cuentas de abalorio, esta encajería de una urdimbre que aún nos deleita y nos asombra y nos pone a pensar si en verdad han ocurrido tantos hechos, unos sombríos y sobrenaturales otros, y el motivo por el cual ya no ocurren.

La llorona La mujer Xtabay Quetzalcoatl
La casa del trueno La leyenda de los volcanes La Atlántida
La leyenda del maíz Leyenda de los Temblores La Vainilla
Los primeros dioses El pájaro dziú El Mayab
La boda de la xdzunuúm El chom El cocay
La piel del venado El Haninco Guanina y Sotomayor
Los Aluxe Cuando el tunkuluchú canta La leyenda del Sol y la Luna
Los xocoyoles La piedra de Juluapan

Una a una les ire contando en siguientes entradas.

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