Los trabajos de Hercules Cap 2

domingo, 13 de septiembre de 2009

 


Continuamos hablando sobre los doce trabajos de Hercules.

El cuarto trabajo consistió en cazar a un gran jabalí cuya guarida estaba en el monte Erimanto en Arcadia. Cuando lo trajo, Euristeo tuvo que esconderse en un tonel del espanto que le produjo la presa que le trajo Hércules.

A continuación, Hércules tuvo que limpiar en un día la suciedad acumulada durante treinta años por un rebaño de tres mil vacas en los establos de Augias. Para ello, desvió el cauce de dos ríos, haciendo que corrieran por los establos y se llevaran a su curso todo rasto de suciedad.

En su siguiente trabajo apartó una enorme bandada de aves de picos, garras y alas de bronce que vivían junto al lago Estínfalo y atacaban a las gentes del lugar, devastando sus campos y cosechas, mediante flechas.

Para cumplir su séptimo trabajo, Hércules entregó a Euristeo un toro furioso que Poseidón, dios del mar, había enviado para aterrorizar a Creta.

Posteriormente, Hércules tuvo que someter a las Amazonas, mujeres que mataban a sus hijos y educaban a sus hijas en la lucha. Para ello contó con la ayuda de Teseo, y finalmente, logró su objetivo: entregar el cinturón de la reina de todas ellas, Hipólita, a Euristeo.

En su camino a la isla de Eritia para capturar los bueyes de Gerión -el monstruo de tres cabezas- Hércules erigió dos grandes columnas (que, actualmente, conocemos como los peñones de Gibraltar y de Ceuta) como monumentos conmemorativos de su hazaña en las que grabó la frase "non plus ultra" logrando comunicar el Mar Mediterráneo y el Atlántico.

Después de que Hércules se llevara los bueyes, que eran custodiados noche y día por un perro de siete cabezas, inició el que era su undécimo trabajo. Fue a buscar las manzanas de oro de las Hespérides para lo que Atlas, padre o tío de éstas según las diferentes versiones, tuvo que ayudarle. Hércules consiguió adormecer al dragón protector que velaba por las frutas y que nunca dormía; una vez logrado esto, levantó el mundo bajo sus espaldas mientras Atlas recogía las manzanas de debajo de éste. Sin embargo, Hércules observó extrañado como Atlas no mostraba la más mínima intención de ocupar de nuevo su lugar, lo que preocupó a nuestro héroe. Entonces, Hércules le dijo a Atlas que cogiese un momento el firmamento mientras se acomodaba una almohada. Al hacer eso, Atlas soltó las manzanas y Hércules las cogió y desapareció de allí haciendo fracasar los intentos del gigante de desquitarse de su pesada obligación.

El último y más difícil y decisivo trabajo de Heracles fue capturar a Cerbero, el perro de los infiernos, lo que consiguió sin ayuda de armas, como Hades le había hecho asegurar. Después de mostrarlo en Micenas, lo devolvió a su lugar.


1 comentarios:

Janeth dijo...

Gracias Mithras por este trabajo, es especialmente hermoso saber que siempre nos estas mostrando en tu blog entradas tan reveladoras como esta
Besitos siempre
Janeth